jueves, 27 de junio de 2013

Cada día más cerca...

 5 años ya, 5 años desde que toque por primera vez una pelota de handball. 5 años desde mi primer gol, desde mi primer partido, desde mi primera victoria y mi primera derrota, desde mi primer grito de aliento, desde mi primera sonrisa al meter un gol, y primera frustración por un gol en contra. Fueron 5 años largos y duros. Muchos amigos en este tiempo, que estuvieron y por alguna razón se fueron, otros que siguen y seguirán  otros nuevos y otros que me falta conocer aún más. 5 años llenos de gritos, alegrías  tristezas, llantos, sonrisas, stress, adrenalina, pasión y esfuerzo. 5 años en el mismo club, que me dio una nueva vida u otra forma de ver la vida.
No llegué a Dorrego con la misma intención que tengo ahora, la de vivir del handball. Llegué con la idea de poder practicar un nuevo deporte, de hacer alguna actividad y no quedarme tirado en mi casa mirando la televisión o jugando a la computadora. Al principio era un fastidio tener que salir de mi casa para ir a entrenar, tener que merendar y cambiarme para ir a entrenar dos horas, volver a mi casa, bañarme, comer e irme a dormir. De a poco eso fue cambiando, pasó de ser un fastidio a ser un actividad, de ser una actividad a ser algo placentero, de ser algo placentero a ser un hobby y de ser un hobby  a ser lo que más me gusta a hacer. Ya era vivir el entrenamiento de una manera diferente. Era disfrutar y aprender

Llego la hora de mi primer partido. Yo tenía 12 años. Fue en la cancha del colegio José Hernandez, contra Ferrocarril Oeste. Estaba emocionado, ya quería entrar a la cancha y empezar a hacer lo que iba a marcar el resto de mi vida, JUGAR AL HANDBALL. Mi primer gol, me sentía como un nene cuando abre sus regalos. Una sonrisa de oreja a oreja, corriendo a la mitad de la cancha mientras festejaba el gol. Ese mismo día marqué mi segundo gol. Ya se imaginaran como me sentí cuando terminó el primer partido. No lo podía creer, mi primer partido y ya había metido dos goles. Ese día me marcó, fue el comienzo de mi nueva vida. Pasé un año entero corriendo, entrenando, jugando, metiendo goles, defendiendo, festejando cuando mi arquero atajaba, disfrutando con mis nuevos amigos y compañeros, aprendiendo más día a día. En un momento el arquero de nuestra categoría dejó de jugar y nos quedamos sin arquero. Ahí es donde yo, sin saber de que se trataba empecé a atajar. Pensé que mi experiencia como arquero de fútbol me iba a ayudar, pero no, eran dos cosas totalmente distintas. No me importó. Seguí en el arco a pesar de que no era muy bueno. Por un lado comencé a atajar por que no había otro que quisiera atajar, y por otro lado por que me gustaba ser el que impida que el otro equipo meta goles, me hacía sentir importante. Pasé de correr de una punta de la cancha a la otra, de jugar, de meter goles a atajar, sacar los contraataques, esperar en el arco a que terminara el ataque de mi equipo para poder colaborar con la defensa. El entrenamiento era distinto. Ya no tenía que saltar, "fintear", pasar la pelota, tirar... Ahora tenía que evitar que la pelota entre en el arco. No importa como hacia para evitarlo, lo importante era que lo haga. Ya después de un tiempo de estar en el arco y ya, más o menos, tener una idea de como era atajar en handball me empezaron a enseñar como atajar. No era fácil, para nada, pero seguí por que me gustaba. A medida que pasaba el tiempo era mayor la dificultad de cada tiro. Cada vez los rivales eran más grandes, más fuertes, tiraban con otra técnica, con más inteligencia, la defensa era más dura, y los contraataques más rápidos. Con el tiempo fui mejorando mi técnica, mis reflejos, mis pases, mis atajadas y, sobre todo, las ganas de seguir aprendiendo. La posición de arquero cada vez me gustaba más, no me arrepentía de haber dejado de jugar, aunque a veces me daban ganas de volver a meter goles. 
Todo el tiempo estuve yo solo como arquero, no había con quién compartir el puesto, hasta que llegué a Cadetes. La etapa más dura, si se puede decir. Muchos entrenadores dicen que es la etapa donde más se aprende. Y así fue. Mi habilidad para ser arquero se modificó notablemente en mi paso de Menor a Cadete. El entrenamiento era más duro, con otra intensidad  Acá es donde encontré con quien compartir el puesto. Desde ese día, dejé de ser el único arquero en el equipo, ahora eramos dos. Lo cual al principio me gustaba, la idea de tener un amigo que juegue en la misma posición que yo era emocionante. Después me di cuenta que, además de estar bueno, era una especie de competencia. Tenía que empezar a demostrar que yo quería el puesto de titular y no el de suplente. Pero mi entrenador tenía su propio criterio y por ende quedé suplente. Sin embargo jugué bastante. Entre en todos los partidos, y el primer partido lo jugué todo yo por que el otro arquero no estaba. Fue un buen campeonato para nosotros, terminamos cuartos pero por que eramos tres segundos y debido a la diferencia de gol terminamos como lo hicimos. Ya en el segundo torneo vino entró otro arquero más. Ya eramos tres y la competencia se hacia más grande y difícil  Ya no era pelear una posición, era pelear dos. Nuevamente el entrenador con su criterio y quede como tercer arquero. Lo cual no me gusto mucho. En realidad no me gustó nada. Jugué mucho menos de lo que yo esperaba. Hubo más partidos en los que no jugué de los que si lo hice. Y cuando entraba era para atajar cinco minutos más o menos. Fue un momento difícil para mi. Me quería ir de club debido a que no jugaba. A mi no me importaba ganar o perder, lo que quería yo simplemente era jugar, y nada más que eso. Pero se me hacía difícil  Estuve varias veces por dejar de ir a entrenar, iba a entrenar sin ganas, los sábados no iba con entusiasmo, y si no jugaba me ponía de mal humor. Muchas veces me apartaba del mundo, me iba solo, para que nadie me vea llorar. Fue sin dudas el peor momento de mi vida hasta ahora. Sumado a eso venían otros problemas personales míos  y todo se mezclaba y dbsjabdksadnbkjas a la mierda todo. Pero bueno, a pesar de todo seguí con los brazos arriba, sin dejarme caer. "Un tropiezo no es caída". Seguí entrenando, seguí rompiendo el orto por ganarme un lugar. Llega el partido contra SEDALO. Ese día si me tenía confianza, mucha. Pensaba que iba a entrar, iba con todas las pilas. Pero no, nuevamente no entré. Con ese partido no me puse mal, por que al ganarle a SEDALO nos habíamos clasificado al Super 4 y al Nacional. Estábamos todos felices, emocionados. Nunca nos habíamos clasificado a esos torneos y sabíamos que iba a ser una experiencia increíble  Nos preparamos para el Super 4. Fuimos con mucha expectativa. El primero partido lo íbamos a jugar con SEDALO. Perdimos por uno y nuevamente no jugué. El partido por el tercer puesto lo jugábamos contra Ferro. Ganamos por dos y nos ganamos el tercer puesto. Como se imaginan, no jugué. Terminé el Super 4 sin haber podido tocar la cancha, lo cual me desmotivo bastante. En el momento no me importo, estaba dentro del festejo. Nuestro primer Super 4 y quedamos terceros. Terminó la temporada. Cambio de categoría para algunos y algunos nos quedamos en la misma. 
Empieza el 2013 y por alguna razón nos cambian el entrenador. De los tres arqueros que eramos el año pasado quedamos dos. Solo que ahora subían dos de la categoría anterior a la nuestra. Ahora había más competencia todavía  Somos cuatro arqueros para un solo puesto. Empecé el año suplente y entraba poco. Cada vez me desmotivaba más. Por que sabía que esta era una buena oportunidad para demostrar que puedo estar en el arco y no se me presentaba la oportunidad. Un día el arquero titular que teníamos quedó afuera de la lista, quien sabe por que, y es mi turno de entrar como titular. Era la oportunidad perfecta para demostrar que podía estar como titular. Atajé bien, me sentía bien conmigo mismo a pesar de que habiamos perdido. Desde ese día empezé a jugar más. Seguía suplente, pero cada vez jugaba más, hasta el momento que empezé a ser titular. Las cosas empezaron a mejorar. Venía atajando bien, entrenaba con ganas, al fin las cosas se me estaban dando
Pero sin duda el momento más feliz fue la semana pasada. Antes de entrenar el entrenador dice que quiere hablar conmigo y tres compañeros más al finalizar el entrenamiento. No tenía la menor idea de los que iba a decir, pero no pensé en eso. Seguí entrenando. Cuando termina el entrenamiento yo me estaba por ir y me acordé que quería hablar conmigo. Estamos los cuatro esperando a que el entrenador venga a hablar. Viene con una papel en la mano. Nos dice que nos eligió a los cuatro para formar parte de un selectivo para la selección nacional de handball. Yo no lo podía creer. Le agradecí y me fui. Estuve media en que no sabía como reaccionar, que decir, nada. No caia. Llega el momento en el que me voy a bañar y empiezo a darme cuenta de las cosas. Empecé a llorar, de la alegria por supuesto. No podía creer que después de todo lo que me pasó este cerca de la selección. Nunca en mi vida tenía pensado esto, nunca me lo imaginaba. Mi meta era poder jugar más que el año pasado, y de la nada se me presenta esta oportunidad. Le agradecí a todos los que habían apoyado en aquel momento en que no sabía que hacer. Todos me daban aliento, me apoyaban, estaban conmigo. Llega el momento de entrenar para el selectivo. Atajé bien. Ahora estoy esperando a que me digan si sigo entrenando con la selección o no. La verdad, que mucho no me importa si quedo o no. Ya con saber que fui al selectivo soy feliz. Es increible que este tan cerca de mi sueño, que es jugar en la selección. Nunca me lo esperé, nunca. Desde ese momento me di cuenta que con esfuerzo todo se puede, aunque haya una minima chance. Y bueno, este es el resultado de todo mi lucha. Hay dos personas a las que le quiero agradecer especialmente... Ruben, se que no vas a leer esto, pero te quería agradecer por enseñarme tanto, mejoré muchisimo con vos. Me diste herramientas que con otro entrenador por ahí no hubiera tenido. Y Juan, te agradezco por apoyarme en cada entrenamiento y en cada partido. En el poco tiempo que estuvimos compartiendo también aprendí mucho de vos. Y te agradezco de todo corazón que me hayas dado la oportunidad de estar donde estoy. Yo se que confias en mi y trato de demostrarte que puedo. Me faltá, pero ya lo voy a mejorar. 

Y bueno, alguna vez las cosas se me tenian que dar. Todo llega, a veces sin que las busquemos, otras buscandolas, pero siempre llegan. Esta es más o menos lo que puedo contar de mi vida como handbolista, y se que me queda mucho por contar. Ojalá las cosas se me sigan dando, por que estoy en un buen momento y no quiero que eso se arruine. 

Con esfuerzo todo se puede, ténganse fe que nada es imposible.